DOCTOR, ME HA SALIDO NOVIO ¿QUÉ ME PUEDE RECETAR?

Hoy me he decidido a hablar de un tema que a nosotras, las mujeres (o proyectos de...), nos vuelve dementes. Cuando lo tenemos cerca nos volvemos histéricas y paranoicas, pero, curiosamente, cuando no lo tenemos provoca en nosotras, "el sexo débil", la misma reacción. Este fenómeno (al que me gusta llamar KMN!) nos hace pasar por varias etapas (felicidad, cabreos, angustias y negación), pero ¡ojo!, estas etapas pueden darse todas a la vez (peligroo fusión del núcleooo), porque no nos engañemos, las mujeres no somos ningún sexo, ni mucho menos débiles; las mujeres somos obtusas, una contradicción en todos los aspectos de nuestra vida; ¡somos de traca! Por ejemplo, nosotras podemos llegar a llorar delante de 1000 personas cuando vemos una película triste o romántica, podemos llegar a comportarnos como auténticas niñas de 5 años cuando vemos un bolso de Marc Jacobs o unos zapatos de Loboutin o, como es mi caso, cuando MAC saca alguna colección nueva de maquillaje, pero jamás (never) en la vida nos veréis comportándonos así en una situación que realmente lo requiera, como la que ahora nos atañe. Amigas, si no habéis descubierto de lo que estoy hablando es porque seguramente estaréis pensando en el vestido que visteis en el ZARA esta mañana, o en un reloj CASIO de esos modernos digno del más valiente Power Ranger (del cual soy orgullosa poseedora); centraros un momento y cerrad los ojos, decidme la primera cosa que os viene a la cabeza; ¡obvio!, estabamos hablando de hombres, probablemente todas hemos pensado lo mismo: novios, chicos varios, maridos, amantes, amantes de mi marido (lo siento por vosotras); y es que no podemos con ellos, son más fuertes y, lo que es más importante, más simples. No vivimos con ellos porque no queremos y no lo hacemos sin ellos porque no podemos; yo pienso que el error que cometemos las mujeres es que no soportamos admitir que ellos son tan necesarios para el mundo como nosotras. No soy consciente de las veces que he escuchado frases como "no entiendo a este tío", "paso de comerme la cabeza por él", "es que es un cansino", "lo desahucio de mi vida"; y lo que es más inquietante, no sé bien cuántas veces me he sorprendido a mi misma diciendo alguna de ellas; por eso me gusta pensar que forma parte de la complicada mente femenina (somos tan complicadas que somos idiotas). Y es que, los hombres, las ladillas y las hemorroides tienen un mismo destino: sufrirlos en silencio. No entiendo qué problema tenemos en admitir que los necesitamos, señoras YO NECESITO A LOS HOMBRES, de veras, son la mar de prácticos, te arreglan el coche, te pintan el pasillo, te explican el futbol, te quitan las telarañas (y no hablo de las que se forman en las esquinas), y si das con uno de los buenos (que como las meigas, haberlas haylas) hasta te abren los tarros de la cocina. Sinceramente las féminas, como yo (por lo menos hasta hace 10 minutos lo era), tenemos que aprender a comunicarnos con ellos, porque sí, lo son, son de este planeta, debemos aprender a no pensar o suponer que sabemos cómo rayos piensan los caballeros, porque con eso sólo lograremos pensar como una mujer que cree que piensa como un hombre, and believe me, no hay cosa más peligrosa, menos sutil y con más margen de error en el mundo; cuando sintáis que lo estáis haciendo, por favor ¡PARAD!

Pero bueno, también tengo metralla para ellos, vamos a ver, cómo demonios pretendéis que las mujeres os comprendan si utilizáis frases como "yo he salido más noches que el camión de la basura", "yo antes era un chico serio pero cuando cumplí los 25 me volví un golfo", "ninguna es fea por donde mea"... Realmente ¿qué os pasa? ¿quereis que la raza humana se acabe con la generación del 2011?

No somos tan diferentes, cada uno en nuestra forma vivimos el "love" de la forma en la que sabemos; pero juntos somos torpes en las relaciones con el opuesto... ¡somos preciosos!

Chicos, señoras; superadlo ya, porque hay una verdad muy grande aplicable a todos nosotros y a esta teoría, ¡hay que moverse!, y es que en la vida se puede ser todo... menos pesado.